Solo un 1,6 % de las pacientes a las que se le administró clotrimazol desarrolló trastornos durante el tratamiento. Estos fueron leves y no requirieron en ningún caso la suspensión del tratamiento, los efectos indeseados más frecuentes fueron reacciones alérgicas (sincope, hipotensión, disnea, urticaria); ampollas, molestias/dolor, edema, eritema, prurito, sensación de quemazón, irritación/picazón, exfoliación y erupción cutánea.